Dominum ex Umbra

Las Diez Noches de La Bestia

Sexta Noche:

9:32p.m.
Gran sorpresa para nosotros descubrir que la razón para que los gouls no nos despertaran era porque no había ninguno vivo, habían desaparecido todos solo dejando partes de sus miembros como señal del ataque madrugador de La Bestia, que hará con los cadáveres? Comida de licántropos de seguro, ahí estarán ellos haciendo sus rituales primitivos, devorando y quemando cada uno de nuestros sirvientes; también Ragnar se tomó la molestia de arruinar todas y cada una de las armas que ellos portaban, solo nos quedan las escopetas de cada uno, los machetes, las tres monstruosas ametralladoras de los rusos que aun no veo en acción y su querida bazooka. Olvidaba las granadas que con la velocidad que tiene ese monstruo jamás llegaran a hacerle daño.

10:42p.m.
Seguimos nuestro viaje mucho más rápido que antes, si un humano hubiese estado entre los árboles no nos habría visto pasar, no paramos en ningún momento, siempre en una marcha muy apretada… éramos como asesinos orientales; ninjas disfrazados de hombres modernos cortando el viento con nuestro paso sigiloso con nuestra vista fija hacia las montañas.

4:56a.m.
Llegamos a las montañas sin haber visto rastro alguno de La Bestia o de algún cambia formas, tampoco divisamos lobos ni cuervos, aunque, me pareció ver una sombra negra sobre los árboles hace un par de horas atrás…
Comenzamos a recorrer el rocoso terreno que circunda a los Cárpatos, el andar es difícil pues todo esta cubierto por la nieve, buscábamos un refugio, una caverna o algo por el estilo para poder guarecernos durante el día, todos estamos muy agotados, corrimos durante horas sin detenernos y gastamos mucha sangre valiosa en mantener el paso constante, mi querida Elizabeth se veía hermosa con esa palidez única que los hijos de Caín poseemos, desee poseerla nuevamente en ese mismo lugar, su hermosa cabellera rojiza está adornada con blancos copos de nieve dándole uno toque de fantasma del pasado…
De la pasión se pasó al odio al ver que se le acercaba el sarraceno, maldito perro piel sucia, lo detesto tanto como a Ragnar, la toca con sus asquerosas manos… deseo cortarle sus asquerosos brazos para que nunca mas pueda abrazar a mi amada; deseo arrancarle los ojos para que no la pueda ver; deseo reventar sus tímpanos para que nunca mas escuche el suave sonido de la voz de mi ángel nocturno; deseo arrancarle la lengua para que no vuelva a pronunciar jamás su nombre ensuciándolo con ese asqueroso acento árabe; deseo reventarle la nariz contra las rocas para que no pueda respirar el dulce aroma de su piel… de sus cabellos… y del odio pasamos todos esta vez a sentir un miedo inmenso al oír a la distancia el terrible aullido de los lobos infernales, por suerte divisamos una caverna a tiempo y nos introdujimos todos en ella, la entrada tenia unos dos o tres metros de alto y con la nieve estaba casi cubierta por completo. Cuando ya estábamos todo dentro, los tres hermanos pusieron en la entrada con sus ametralladoras gigantes, no recuerdo el nombre de aquellas poderosas armas.

5:20a.m.
Mientras esperábamos el amanecer, me puse a recorrer la caverna y descubrí que crecía en tamaño un poco mas adentro y para sorpresa mía, nosotros no éramos los únicos que habían entrado en este lugar, en la pared del fondo, se podían ver al brillo de nuestras linternas barios grupos de cenizas y varios artículos de campamento muy antiguos, de la segunda guerra mundial para ser exactos pero hubo una cosa en especial que llamó mucho mi atención.
Era una libreta de anotaciones.
Cuando abrí la tapa de la libreta sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo al leer el título que enunciaba lo que había escrito en él…

Y recién comprendí que las cenizas esparcidas dentro de la caverna no eran de una fogata… si no de una matanza…

Nos preparamos a dormir, Kurchátov invocó a unos lobos con éxito por suerte y les ordenó proteger la entrada y alertarnos si algo se acercaba, el día de mañana transcribiré las notas del señor McCoy, ha sido un día muy largo para todos nosotros.